¿QUÉ QUIEREN NUESTROS ALUMNOS?

fuente FlickrccLa respuesta parece evidente: APROBAR

¿Pero únicamente aprobar? La respuesta es NO.

Los alumnos quieren aprobar y además saber para qué sirven los conocimientos que impartimos; dicho de otra forma, los alumnos quieren aprobar y que los conocimientos impartidos sirvan para aplicarlos «al mundo real».

Sin embargo, si alguien me pregunta para qué innovo, mi respuesta no suele ser para que mis alumnos aprueben o conozcan cómo aplicar los conocimientos; todo esto se presupone que lo hago sin necesidad de innovar, todo el profesorado cree  que su asignatura es importante (incluso la más importante) y que el alumno, si «estudia» aprueba. Otra cosa distinta es que el alumnado perciba estas cosas.

Cuando realizo innovación educativa la hago para que el alumno que trabaje apruebe, además de realizar actividades similares a las que se tendría que realizar en el «mundo real».

Trado de distinguir entre «estudiar» y «trabajar». Durante mucho tiempo tuve que estudiar (nosotros lo llamábamos «empollar») y eso no me garantizaba el aprobado; sin embargo, había asignaturas que si le dedicabas un esfuerzo concreto aprobabas (en ese esfuerzo también se incluía memorizar algunos datos).

La innovación educativa debe hacernos avanzar hacia la disminución de las pruebas en las que se requiera  la memorización de datos y cambiarlas por otras más acordes con lo que sería la aplicación de nuestras asignaturas en el mundo real, de esta forma conseguiremos que lso alumnos capten dos ideas importantes:

  • Que si trabaja, aprobará.
  • Que la asignatura tiene aplicación en el «mundo real».

 Al fin y al cabo, estas dos cosas son las que quieren los alumnos.



Categorías:metodologías educativas, Primeros pasos

14 respuestas

  1. Sin duda, nuestros alumnos quieren aprender y sobre todo, cuando lo descubren, aprender a aprender, que a fin de cuentas es aprender a vivir. Lo que ocurre es que muchas veces están desesperados y confusos por una doble corriente social: por un lado, una sociedad sobreprotectora, que les mueve hacia la abundancia y el capricho, y de la cual también participan los profesores, con falta de criterio y de exigencia; y por otra, una realidad competitiva, que pueden rechazar u aceptar. Si la aceptan caminarán a partir de un determinado momento, pero ya lejos de las aulas, hacia mundos excesivamente crueles en sus comportamientos, y poco remuneradores; y si la rechazan, acabarán haciendo guerras «inútiles» (sic) o no tanto, que radicalizarán sus posturas. A veces, algunas posturas radicales sirven para esconder el desinterés y la falta de esfuerzo a que nos lleva la primera tendencia. En fin, es un pequeño ensayo, tal vez intereses. Lidero un grupo de profesores universitarios que intentamos dar otro tono y sobre todo, otro método a los procesos de aprendizaje. Nos puedes encontrar en http://www.innovacioneducativa.net o bien en http://www.robertocarballo.com . Felicidades por el blog y gracias por la oportunidad de escribir. Un abrazo, Roberto Carballo. Universidad Complutense de Madrid

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  2. Totalmente de acuerdo con lo que quieren, aunque algunos profesores no lo vean así. Tiene que servir para algo lo que aprenden, pero muchas veces sólo se da porque entra en el temario y ni el mismo que lo imparte sabe decir para qué sirve

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  3. Roberto, gracias a ti por los comentarios.

    Laura, creo que tienes razón, muchas veces lo damos por que está en el temario, o es la asignatura que nos ha tocado (después de un proceso jerárquico de selección).
    Pero creo que es un buen ejercicio pensar para lo que sirve la asignatura, yo trato de explicarlo el primer día de clase (por eso de motivar), pero el problema (que lo veo más difícil de solucionar) es explicarles para que sirve exactamente lo que enseñamos. Por cierto no as puesto tu web.

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  4. Podemos reflexionar sobre lo siguiente:
    Para trabajar en el mundo real puede ser más que suficiente utilizar una calculadora de bolsillo para calcular la cuenta del supermercado… Luego no saben multiplicar ‘de cabeza’ 12 cartones de leche por su precio para saber el precio de la caja…
    En el caso de crear páginas web, es suficiente con manejar un editor como FrontPage y no saber nada de HTML…
    ¿Vamos a aplicar la ‘innovación educativa’ para formar futuros profesionales que ‘aplican utilísimas recetas’ como robots operarios eficientes del mundo real?
    (Quizá es excesivo, pero tiene algunos visos de realidad)

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  5. Supongo, que se puede aplicar la famosa ley del 80/20; es decir, el 80% de las actividades se realizan con el 20% de «recetas», con esto lo que quiero decir que para hacer ciertos cálculos, o editar páginas web, bastará con usar una calculadora o el Front Page, y que únicamente un 20% de las tareas necesitarán hacerlo de otra forma.

    Pero esto no quita para que transmitamos para qué son útiles los conocimientos que enseñamos; en caso contrario como me dijo una vez un alumno:

    «yo lo que quiero es acabar la carrera de una p… vez, y si el profesor me dice que para aprobar tengo que bailar una Jota, pues la bailo»

    Gracias por tus comentarios Marco.

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  6. La palabra innovación es muy cercana a la de imaginación. Releyendo un texto, encontré lo siguiente: El papel de la imaginación no es resolver, no es indicar el camino, no es mejorar. Es despertar, revelar lo que habitualmente no se ve, no se oye o no se espera.

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