Comencemos con una pregunta sencilla: ¿Ha evolucionado realmente el proceso de formación?, veamos:
Lo que permanece igual (de forma mayoritaria) que hace unos años:
Las mismas aulas.
Los mismos equipamientos tecnológicos (cañón de proyección, acceso a internet y algunas pizarras digitales).
El mismo profesorado.
El mismo tipo de alumnado (en cuanto a hábitos formativos).
Los mismos procesos utilizados en paradigmas docentes (lección magistral, clases de problemas, trabajos en grupo, tutoría reactiva y evaluación sumativa).
Lo que ha cambiado (de forma mayoritaria) en los últimos años:
La forma de programar las asignaturas (ahora es por competencias.
La forma de medir la carga docente del alumno.
Las titulaciones.
Las normativas académicas, los planes de estudio
El aumento de la frecuencia de los exámenes sumativos.
La variedad de los exámenes sumativos.
Realmente la mayor evolución se ha dado en las normativas, en la forma de realizar las programaciones docentes (perdón, ahora se llaman guías de aprendizaje), en los planes, titulaciones…. Según parece son más innovadores nuestros gestores que nuestro profesorado.
Esto no encaja. Tradicionalmente nuestras organizaciones gestoras se distinguían por ser organizaciones burocráticas, con poca fuerza creativa y de cambios lentos (y normalmente tardíos); sin embargo parece que las últimas innovaciones en la formación son suyas y, además, haciendo cambios drásticos.
El profesorado se distingue por ser una fuerza creativa. Siempre lo ha sido y desde que aparecieron los primeros ordenadores ha realizado un gran número de experiencias de innovación. El número de experiencias innovadoras es tal que abarca cualquier área y nivel formativo. Sin embargo, los cambios mayoritarios se basan en una programación por competencias (que no formación) y por hacer una supuesta evaluación continua.
¿Qué está pasando? ¿Por qué no se han implantado de forma abrumadora las experiencias innovadoras?
Una de las causas es nuestra memoria inconsciente. Seguimos recordando aquello de “cada maestrillo, tiene su librillo” y realmente nuestras experiencias de innovación educativa son librillos, nuestros librillos. Esto es lógico, ya que cuando hacemos una innovación pensamos en nosotros (conocimientos, habilidades, necesidades, esfuerzo, motivación…) y nuestro contexto (situación profesional, alumnos, medios técnicos,….).
La clave es pensar, además, en el resto del mundo; es decir, pensemos cómo nuestra innovación se puede exportar y lo fácil (o difícil) que puede resultar aplicarla al resto del profesorado.
Convirtamos los librillos en sustrato de innovación para que puedan aparecer los primeros brotes del cambio. Si continuamos con nuestros librillos seguiremos yendo por detrás de nuestros gestores.
Categorías:Educación, iniciativas, innovación
Investigación e Innovación Educativa 
sinceramente: pocas palabras, grandes hechos.
Según mi modesta opinión, nosotros, los docentes, deberíamos pasar de una vez de la teoría a la práctica, de «ETIQUETAR» -«PREGONAR» (guias didácticas, competencias, proceso de enseñanza-aprendizaje…) a «LABRAR»
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Dar ese paso es costoso, por eso con las experiencias de otras personas nos puede ayudar a darlo.
Pero como dices, tb hace falta que mayoritarimente haya decisión a darlo, ya que de lo contrario continuaremos como estamos.
Gracias por participar.
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Excelente punto de vista Dr. Angel Fidalgo B.
La actitud del docente y del participante son los elementos que ayudarán a la verdadera transformación currícular.
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Hace falta mucho trabajo cooperativo. Existen algunos docentes conformistas y egocentristas. Considero que la verdadera innovación es un reto de cada docente proyectando a cambiar a sus propios compañeros, haciendo realce que la educación es una labor para nuestros semejantes y luego para nosotros. Aprovecho esta situación para solicitar en forma respetuosa una ayuda porqque el ambiente de aprendizaje del Plantel en el cual laboro tiene estudiantes con un contexto social, cultura y moral disminuido, pretendo ayudarles con un pequeño proyecto de lectura, por favor me pùeden ayudar con algunas sugerencias. Gracias
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La clave de esto debe estar en la sistematización de experiencias significativas, y eso es otro cuento y aún más costoso. Pienso que es donde podemos encontrar más resistencia, cuánto nos cuesta a las y los docentes reflexionar y escribir…
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Efectivamente Jenny, esa es la clave: «La sistematización». Ahora mismo lo estamos abordando un grupo de profesoras y profesores. Ya contaré como va 🙂
Salu2
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Hola!! es importante también que los profesores que prestan sus servicios formando a quienes escogieron esta maravillosa labor para sus vidas, se actualicen y den apertura a otros pensamientos aunque no sean como los suyos, ya que en ocasiones los futuros profesores exponen sus ideas para desarrollar innovaciones y el tutor de dice: «eso nunca se ha hecho, no es viable» o peor aún, «eso no lo entiendo, así que no te puedo orientar busca algo mas fácil» y he visto como innovaciones fabulosas, viables y factibles se desechan porque quien pone la nota, no esta dispuesto a ir mas allá de lo que ya conoce.
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Si bien es cierto que cada docente tiene su propia forma de enseñanza, es necesario que todos se esmeren en implementar formas innovadoras día a día para motivar el aprendizaje sobretodo en los más pequeños.
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