Profesorado Marinero

Fotografía by A. Fidalgo

Fotografía by A. Fidalgo

A menudo se utiliza la metáfora de un crucero para describir a la universidad, en mi opinión esto es cierto si la describimos desde un punto de vista institucional. Una vez que el crucero está navegando tiene una cierta autonomía, las decisiones se toman en el puente de mando y, como en cualquier gran buque, las maniobras son lentas, progresivas y se deben tomar con mucha anticipación.

Son también muchas personas las que ven en los cambios derivados de la sociedad del conocimiento (cambios sociales, nuevas formas de aprender, nuevos modelos de acreditación…) un iceberg que se interpone en la ruta del crucero. Si esto es así, algunos capitanes estarán ya planificando la maniobra para evitarlo. Otros inevitablemente impactarán y se hundirán y otros, en el último momento, cuando vean que el impacto es inminente, harán una maniobra arriesgada pero ya será demasiado tarde.

Sin embargo, si describimos la universidad desde el punto de vista educacional (no de investigación), la metáfora más adecuada sería la de una flota de pequeñas naves, que (más o menos) navegan en la misma ruta pero a velocidades diferentes. Cada profesor es el patrón de su nave, fácil de manejar y rápida en las maniobras.

Creo que, en la ruta de la educación, los mares están revueltos y patrones, tripulación y pasajeros están desmotivados.

En estas condiciones es difícil dirigir las nave pero, como en todo, hay patrones que lo sabrán hacer muy bien, otros que no lo sabrán hacer y otros que estarán más pendientes de otras cosas (por ejemplo investigación).

Ikujiro Nonaka (gran estudioso de la gestión de conocimiento) define dos tipos de organizaciones: las “burocráticas” (donde es difícil cambiar su estructura de funcionamiento) que serían los cruceros y las de “fuerza creativa” (estructuras departamentales autónomas). Ikujiro dice que en los cruceros es difícil que se produzca innovación pero que en las flotas de nave es fácil que se produzca.

Traducido, esto significa que no podemos esperar que la universidad, como crucero, realice innovaciones educativas y es la flota la que tiene que hacerlas. Pero claro, el problema es lo que en términos de marinería llaman “inteligencia” que no es más que la forma de entenderse un barco con otro por medios de señales.

Pienso que la innovación nos corresponde a los patrones, que la inteligencia corresponde al puente de mando del crucero. El gran almirantazgo tiene que preocuparse más por formar, seleccionar y reconocer a los patrones que, a pesar de las condiciones adversas, saben llevar bien su buques a través de la innovación educativa.



Categorías:Barreras Innovación, Profesorado

2 respuestas

  1. Como siempre profesor, sus metáforas son muy adecuadas y reflexivas. Sin embargo creo que faltaría agregarle a esa visión marina la capacidad de a veces soltar las redes y realizar pescas conjuntas de conocimiento e innovación, procurando un logro mayor en nuestra acometida.

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    • Hola Vanessa. Lo cierto es que la metáfora genera mucho juego. Es verdad que si se pesca de forma conjunta el rendimiento será mucho mayor que si lo hacemos de forma individual, y si la universidad aporta «inteligencia» para lanzar las redes mejor 🙂

      Muchas gracias por tu acertado comentario.

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