Repositorios cementerio de buenas prácticas.

Las entidades formativas suelen potenciar que su profesorado realice innovación educativa y, además, tratan de divulgar las experiencias realizadas a través de jornadas y repositorios de “buenas prácticas”.

Los repositorios de buenas prácticas suelen ser de muy variadas formas: los hay que se limitan a poner un conjunto de enlaces en una página web, otros tienen soporte en una base de datos, permitiendo algún tipo de búsqueda y otros están organizados en temas e índices.

Independientemente de la forma de organizar los repositorios todos tienen tres cosas en común:

La creencia de que como las buenas prácticas están accesibles on-line, la comunidad educativa las conoce y las utiliza.

Los repositorios se diseñan (aunque no sea la intención de los gestores académicos) como almacenes de conocimiento.

El diseño se realiza de arriba-abajo; es decir, la institución (algunas veces asesorada por expertos) es la que decide el diseño.

El gran problema radica en que muchos de esos repositorios se transforman en un cementerio de buenas (y malas) prácticas. Sus características son las siguientes:

Lo almacenado en el repositorio ha tenido una vida y, al final de la misma, descansa en el repositorio. Por ejemplo, se suele almacenar la presentación utilizada durante una comunicación en un congreso (la vida que ha tenido). Una vez realizada la presentación (ya cumplió su cometido) se almacena en el repositorio. Lo mismo ocurre con artículos, cursos, etc.

Las visitas a la buena práctica suelen ser realizadas por familiares y amigos (en este caso autores y el círculo de trabajo donde se mueven los autores)

Los indicadores de éxito se basan en el número de trabajos almacenados y de visitas. Cuantos más trabajos hay “almacenados”, más visitas hay. Los trabajos más visitados suelen ser los almacenados más recientemente.

Los repositorios de experiencias de innovación educativa y, especialmente los de buenas prácticas, no deben ser cementerios; sino que deben ser sistemas de dinamización de la innovación educativa, de tal forma que sirvan para compartir la experiencia del profesorado. Para ello, estos repositorios tienen que cumplir varias características:

Lo que se almacena en el repositorio debe ser diseñado de forma específica para el repositorio. Es decir, no se puede almacenar nada que se haya utilizado con otro propósito. El objetivo del repositorio es transferir la experiencia del profesorado al resto, por tanto, la estructura de la buena práctica se debe diseñar para tal fin (no para otras cosas)

El diseño se realiza de del tipo abajo-arriba; es decir, lo realiza el profesorado al que va dirigido el repositorio.

El profesorado debe pensar en global; es decir, debe pensar en qué ha desarrollado en su experiencia que pueda ser aprovechable por otro profesorado (por supuesto de su entidad educativa, no de su misma asignatura)

La organización del repositorio no puede hacerse de cualquier forma, debe estar diseñada para transferir conocimiento. Una de las características principales de este diseño es que se pueda encontrar conocimiento sin que el usuario conozca el conocimiento exacto que está buscando (pero, por ejemplo, conozca para que lo necesita).

Una buena forma de diseñar, construir y comenzar a utilizar un repositorio es a través de un curso de formación en el que participe profesorado que haya realizado, este realizando o desee realizar innovación educativa. El profesorado del curso, además de exponer la base conceptual de los repositorios dinámicos, dirige y organiza el trabajo cooperativo de los asistentes.

Esto es lo que hemos realizado en el curso “Gestión de la Innovación Educativa”, impartido en la Universidad de Salamanca, donde los asistentes han cooperado en el diseño y han construido un prototipo de repositorio que permite dinamizar la innovación educativa. Todo ello en las 8 horas que ha durado el curso.

Como uno de los profesores de este curso, quiero felicitar a los participantes y desear que esta semilla plantada acabe siendo un árbol cuyas ramas lleguen a todo el profesorado de la Universidad de Salamanca.

curso iuce



Categorías:iniciativas

16 respuestas

  1. El propio concepto de repositorio está obsoleto. Más que repositorios hay que crear redes de docentes.

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    • Estoy de acuerdo con Josentis, más que un sitio para guardar conocimiento, necesitamos un lugar donde el conocimiento fluya, sea fácilmente transferible y utilizable por la Comunidad, inspirando y potenciando la creación de nuevo conocimiento.

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  2. Apreciado profesor Fidalgo: he realizado el MOOC sobre Innovación Educativa Aplicada y quiero agradecerle por el mismo y por supuesto felicitarlo por su realización. Pocas veces nos encontramos con un curso tan claro y conciso, que presenta la temática de manera sencilla y comprensible. Iniciativas de innovación como el Proyecto María, son un «sacudón» que nos hace reflexionar y nos muestran que se puede hacer mucho con muy poco pero que lo esencial está en empezar siguiendo el camino que otros, y en este caso usted con sus colegas, han trazado. Hasta siempre, un fraternal abrazo

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    • Seguir a otros y completar enriqueciendo el camino que otros iniciaron, que otros han comenzado, que otros están en puertas de iniciar. Nadie es más sabio que nadie y entre todos creamos sabiduría.

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  3. Generar proyectos sustentables educativos son indicadores que hay que tomar en cuenta.

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  4. Estimado Prof. Ángel y demás colegas
    Saludos cordiales

    Interesante los planteamientos sobre los «Repositorios de buenas prácticas», pero no voy a estar muy de acuerdo con que los mismos cito «… se transforman en un cementerio de buenas (y malas) prácticas.».

    El contar en el «repositorio» con artículos, experiencias, proyectos, materiales y vivencias de otros educadores, me resulta de sumo interés e importancia, dado que el mismo lejos de convertirse a mi criterio en un «cementerio», se convierte en una especie de «archivo histórico» que recoge tanto las buenas como las malas prácticas pedagógicas, las cueles pueden ser de mucha utilidad para los docentes en su actividad diaria, sobre todos para los que se estan formando o incursionan en la innovación educativa.

    El poder revisar la experiencia de otros colegas, el cómo lo han hecho en otros países e instituciones y contextos, el cómo se ha «adaptado» más no adoptado» las buenas prácticas al contexto y a cada realidad escolar, permite de alguna manera garantizar el no cometer los mismos «errores» que otros pudieron haber cometido en su práctica profesional como educadores.

    De manera que para mi, estos repositorio son un archivo histórico pedagógico de obligatoria revisión para todos aquellos educadores que estamos inmersos en la innovación educativa.

    Un e-abrazo y éxitos…!!!

    Omar Miratía
    UCV Caracas-Venezuela

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  5. Muchas gracias por la reflexión Ángel, es muy necesaria. ¿Qué hacer con todo el material generado en los cursos de formación?¿Por qué no somos capaces de sacarle partido?

    Me encantaría ver el modelo de repositorio que creastéis, ¿es publico?

    Saludos

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