La serie “Expediente X” popularizó esta frase. Ponía en duda la realidad “oficial” en la que vivimos y buscaba encontrar, a través de una serie de casos, pruebas que demostraran la verdadera realidad (por supuesto extraterrestre).
En el mundo de la educación pasa lo mismo, “la verdad está ahí fuera”, eso es al menos lo que piensa nuestro alumnado. Para ellos la verdad, lo que importa realmente, no está dentro de las aulas sino que está fuera de ellas.
El mundo exterior a la educación ofrece una gran variedad de estímulos, con recompensa inmediata y con valor para quien los recibe. Por ejemplo, para nuestros adolescentes no es más popular quien más nota obtiene, sino quien más amigos tiene en las redes sociales o quien más “me gusta” recibe a sus mensajes.
Hay profesorado que confunde el medio con el que el alumnado consigue el estímulo con el interés del alumnado por conseguirlo. Esté profesorado piensa que, si utiliza las redes sociales (medio en el que el alumno obtiene estímulo en el mundo exterior) para enviar recursos didácticos, el alumnado va a mostrar más interés por la asignatura. Sin embargo, el interés del alumnado por la asignatura es independiente del medio por el que se envíe el recurso didáctico. El interés dependerá más del propio recurso, o del propio profesor, que del medio por donde se envíe o donde se almacene el recurso.
Tenemos dos vías para demostrar que la verdad también está dentro del aula: una vía ofreciendo los estímulos característicos de la docencia y otra vía demostrando la relación de la educación con el mundo real.
El ser humano recibe estímulos sociales (amistad, amor, diversión, ocio, etc.) pero también estímulos cognitivos (curiosidad, necesidad de aprender y descubrir, etc.). Los estímulos cognitivos son los que debemos ofrecer el profesorado, a través de los recursos didácticos o a través del plan formativo. Muchas veces somos rigurosos con la preparación de las clases y obviamos los estímulos cognitivos. Debemos dedicar tiempo y esfuerzo para identificar, organizar y suministrar este tipo de estímulos.
La otra forma de hacer ver a nuestro alumnado que la educación forma parte de la verdad, y que está dentro de las aulas, consiste precisamente en hacerles ver la relación que tiene lo que enseñamos con el mundo exterior; pero con el cercano al alumnado. Hay profesorado que trata de demostrar la aplicación de los contenidos que enseña en su asignatura comentando su utilización en las estaciones espaciales. La mayoría de nuestro alumnado no estará nunca en una estación espacial, por tanto no lo verá como algo que le interese ni algo cercano “a su mundo”.
Hagamos que nuestras aulas formen parte del mundo exterior. El profesorado tiene capacidad para abrir las paredes de las aulas (tendiendo puentes que sirvan de estímulo), pero también (desgraciadamente) para cerrarlas con siete llaves.
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Buen e ilustrador post. Pero demuestrame que los docentes «quieren» abrir» las puertas y que el aire salga al exterior. Demuéstrama que los gobiernos quieren que la educación este fuera y no dentro de las instituciones educativas donde pueden tener el control.
Demuéstrame que los alumnos prefieren estar dentro que fuera, enlatados y sin respirar el aire de fuera. Demuestrame que las tecnologías que empleamos dentro son diferentes de las de fuera y por tanto no es conveniente entrarlas de fuera….demuéstramelo (no es para ti compañero, por supuesto, pero demuestramelo)…Juan Domingo Farnos
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Hola Juan Domingo, un honor verte por aquí. «demuéstrame…» es lo que constantemente le decía la agente Scully a Mulder 🙂 Lo cierto es que si que hay profesorado preocupado por su labor docente (como también lo hay despreocupado). Lo que pasa es que solemos actuar como lobos solitarios y parecemos pocos… pero como dicen en Galicia sobre las «Meigas» «meigas haberlas hailas, pero no veilas» un saludo y gracias por comentar
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Ciertamente, cada vez parece que se agranda más la brecha para transferir los conocimientos del aula a la realidad de los alumnos y alumnas. Para mí la clave está en que los docentes no dejemos de ser aprendices y prestemos atención a los intereses de nuestros alumnos. De ese modo, podemos plantear en el aula actividades y proyectos cercanos, atractivos y, ya que estamos, divertidos. Un saludo.
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OK Alberto
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La verdadera función docente pasa por conseguir que el alumno quiera aprender y ame seguir aprendiendo, tomar el currículo (por más absurdo que este sea) y adaptarlo para que sea significativo es el arte del maestro. Lo demás viene sólo. Esa debería ser la meta de todo profesor.
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Es cierto, se puede adaptar el currículo, siempre hay una relación con la realidad.
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Muchas gracias Ángel, es realmente motivador. Aquí reside la importancia de la labor del docente, la de llenar de significado lo que hace en su aula y con sus alumnos/as. Un cordial saludo.
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Gracias a ti por comentar Cristina
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