Para que en la escuela se produzca mejora académica, debemos potenciar aspectos no académicos.

Cuando María iba al colegio (hace 40 años) lo hacía con alegría ya que vería a sus amigas y amigos. En el colegio comentaban lo que habían visto en la tele, lo que harían el recreo, hacían planes para el fin de semana. Hablaban de todo aquello que suelen hablar los adolescentes. En este sentido, la escuela, actuaba como un centro social y era el único espacio donde los jóvenes se podían ver a diario.

Ya en clase, el profesorado era la única fuente a partir de la cual María descubría el conocimiento. En este sentido, la escuela; actuaba como fuente emisora de conocimiento y era el único espacio donde los jóvenes podían descubrirlo de forma cotidiana.

María estaba ilusionada con iniciar un nuevo curso,  ya que cada nueva etapa suponía nuevas relaciones sociales, nuevos conocimientos y sobre todo, la oportunidad de conseguir el trabajo con el que siempre soñó. En este sentido, la escuela, actuaba como un centro de desarrollo laboral y era la única posibilidad que se tenía para alcanzar unas metas profesionales, e incluso, salir del contexto económico-social donde se encontraba.

Podríamos afirmar que la escuela, hace 40 años, tenía la exclusiva en una serie de servicios que los jóvenes apreciaban y valoraban: punto de encuentro entre las personas, fuente emisora de conocimientos y posibilidad de mejora económica, social y profesional.

40 años después, hoy, esa  exclusividad que tenía la escuela  ha desaparecido:

  • Cualquier persona puede tener un espacio de encuentro virtual, permanente y de fácil acceso.
  • Internet permite la accesibilidad al  conocimiento para cualquier persona .
  • Es conocido por todos que los títulos académicos no garantizan  tener el trabajo soñado, ni una gran remuneración económica, ni mucho menos el éxito social.

Se puede decir que existe un nuevo contexto social formado por servicios y productos que, para el alumnado, son más interesantes, estimulantes, deseados y atractivos que los que se ofrecen en la escuela.

La escuela, y en general la educación, no ha sabido competir con su entorno. No ha sido capaz de identificar e integrar las nuevas posibilidades que ofrece la sociedad.  Ha perdido su liderazgo y exclusividad en aspectos que suponían una motivación para el alumnado.

Una gran parte del profesorado y de los gestores continúan pensando que la única función de la escuela (y de la educación) es la académica. Creo que se equivocan, una escuela, debe ser un espacio donde se tenga en cuenta al conocimiento, pero también a la persona.

Aunque la escuela haya perdido ese papel de liderazgo en cuanto a los servicios ofrecidos, eso no suele preocupar ni a sus gestores ni a sus trabajadores (el profesorado) ya que siguen teniendo una exclusiva muy importante: son las únicas entidades que pueden expedir un certificado de adquisición de conocimientos con consideración oficial y, además, es obligatorio realizar el proceso formativo en las mismas.

¿Se imaginan que pasaría si, por ejemplo, los exámenes los hiciesen entidades externas a las escuelas y no fuese obligatorio asistir a las mismas? Probablemente sería el fin de los colegios, institutos y universidades.

Decía Aristóteles que sólo hay una fuerza motriz: el deseo. La escuela debe ser un centro académico, pero también el centro del deseo.



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4 respuestas

  1. Tienes toda la razón, la escuela debe ofrecer un proyecto social atractivo en el que se incorporen actividades de otro ámbito no tan académicas, pero no por eso menos formativas.
    Joserra Zalakain
    Director IES Orixe de Tolosa, Guipúzcoa.

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  2. Si pero ¿como? Aqui no hay nada nuevo

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  1. Para que en la escuela se produzca mejora académica, debemos potenciar aspectos no académicos. – titopama38blog

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