La integración de la Inteligencia Artificial en la educación: ¿Nuevos factores respecto a otras innovaciones indican su inminente adopción?

Foto by Ángel Fidalgo Blanco

En el sector educativo, da la impresión de que los cambios tecnológicos y los nuevos procesos no han sido absorbidos completamente. Esto es evidente si nos centramos en el aprendizaje y los procesos docentes: la renovación metodológica no llega y la innovación educativa no tiene el mismo impacto que en otros sectores. Por lo tanto, parece que las nuevas tendencias que podrían transformar la educación no se están implementando por completo.

Sin embargo, si analizamos los contenidos de los programas formativos, encontramos que sí se han introducido formaciones sobre nuevas tecnologías y procesos, y se utilizan nuevas herramientas en la gestión académica e investigación. Hasta ahora, la constante es la introducción de cambios, pero estos no afectan al proceso docente y de aprendizaje.

¿Ocurrirá lo mismo con la Inteligencia Artificial? Sin duda, se integrará en los programas formativos, ya que es una competencia necesaria para los profesionales actuales y futuros. Sin embargo, hay un aspecto diferencial importante: esta competencia está estrechamente relacionada con la creación de conocimiento, lo cual impacta directamente en el aprendizaje.

Además, es la primera vez que una nueva tecnología en el aprendizaje no depende exclusivamente de la decisión del profesorado. En otras tendencias, el profesorado decide si implementarlas o no, y el estudiante se adapta. Sin embargo, en este caso, la IA se utilizará en el proceso de aprendizaje, con o sin la voluntad del profesorado. Esto se debe a que el alumnado puede utilizar la IA para generar conocimiento sobre el cual el profesorado hace el proceso de evaluación.

Ya no podemos permanecer indiferentes si los trabajos que asignamos al alumnado son realizados por IA, si en los exámenes se utiliza la IA para responder preguntas, o si nuestras explicaciones son sustituidas por la IA. Por un lado, debemos avanzar en la formación de la competencia que inevitablemente impactará en el aprendizaje profundo; por otro, tendremos que decidir si retroceder, tratando de prohibir la IA, o avanzar incorporándola en nuestros métodos de enseñanza.

Parece que esta vez la absorción de la IA en la educación es inevitable.



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