TRISTEZA

¡Tristeza! porque personas con una gran vocación docente dicen que dedicarse a la docencia (e innovación educativa) penaliza la obtención de una plaza de profesor.

¡Tristeza! porque impartir formación se utiliza como un castigo a los que precisamente más se dedican a la docencia.

¡Tristeza! porque, como siempre, ahogan un poco más al profesorado que le gusta la docencia e innovar en ella.

¡Tristeza! porque, como siempre, al buen profesorado no se le reconoce ningún mérito igualándole al mal profesorado, a la hora de considerar cualquier promoción.

¡Tristeza! porque nosotros mismos, en los pocos reductos que tenemos de decisión (obtención de méritos, plazas…) tampoco consideramos la docencia como un valor para ser profesor.

¡Tristeza! porque, como siempre, escucho un doble lenguaje; los mismos que nos dicen que tenemos que innovar, adaptarnos a Bolonia y esforzarnos en aplicar paradigmas de aprendizaje, a la hora de reconocerlas se les olvida incluirlas como méritos.

Hay mucho profesorado que se siente indignado, otro  resignado, otro encantado (aunque no lo digan) y otro con ganas de luchar. Yo no, yo me siento triste.

Me siento triste, ya que desde que llevo en esto de la formación (más de 26 años), nuestros gestores siempre nos aprietan un poco más la tuerca del garrote vil que nos están poniendo a todos los que deseamos dedicarnos a la formación y a innovar en la docencia. A lo máximo que ha llegado algún responsable político es  a no apretar la tuerca (nunca aflojarla).

Tenemos tan apretado el garrote vil, que cualquier nueva vuelta estrangula irremediablemente a la innovación educativa, es una tortura acompañada de frases que nos dicen “dedícate a publicar”, “la docencia penaliza”, “no eres nadie”…

Es tan fuerte la presión del garrote alrededor de nuestro cuello, que apenas podemos articular palabra alguna, pero en un último esfuerzo, como si fuese el último suspiro, tratamos de gritar al mundo la palabra olvidada, proscrita y que no quiere ser escuchada….”alumnos”

ALUMNOS es nuestro grito de resistencia, muchos de nosotros estamos en esta profesión porque nos hemos creído que de nosotros dependen generaciones futuras, porque nos hemos creído que tenemos que esforzarnos por nuestro alumnado, porque nos hemos creído que tenemos que mejorar continuamente en nuestros métodos formativos; en definitiva, porque nos hemos creído que ser profesor significaba dedicarse a la formación (y al aprendizaje).

Triste, pero  no desanimado, muchas personas estamos preparadas para esto,  porque todo esto ya lo sabíamos;  mi abuelo ya lo decía…. “pasas más hambre que un maestro de pueblo”.

 



Categorías:Barreras Innovación, Educación

14 respuestas

  1. Cuàn cierto es mucho de lo que aquì se relata!! En Argentina sucede lo mismo estamos presionados a publicar en investigaciòn científica y lo demás no es tan valorizado. Espero que algun dìa se revierta. Si me permites me llevo el artículo a mi Blog. Un beso

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  2. Reblogged this on Desde Mendel hasta las moléculas and commented:
    Cuan similares son las cosas entre España y latinomaèrica y cuan identificada me siento con este artìculo!!!

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  3. Amigo Ángel, tienes más razón que un santo, no es para menos. Pero a esa tristeza debemos unir la esperanza y la voluntad de seguir trabajando por la Educación. Y si estamos juntos y comprometidos «no podrán paranos».
    ¡Un abrazo y muchos ánimos!

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  4. Angel yo también me creí, en su día, la ‘importancia’ de la innovación; la transferencia de resultados de investigación al entorno socio-económico; la adecuación personal e institucional a una nueva economía, a una nueva sociedad basada en Internet; la innovación tecnológica; el proceso de Bolonia como una oportunidad de adecuación, de transformación de la Universidad; etc. Ahora, bueno hace algún tiempo, veo que todo eso son panplinas a los ojos de quienes deciden, hoy por hoy, qué es lo únicamente importante en la Universidad… la ‘jcr’. Por cierto, me gustaría conocer qué impacto, que valor social y económico nos reporta estar en el noveno, o décimo, puesto del ranking mundial de publicaciones científicas. Si no recuerdo mal, España ocupa en innovación, un puesto superior al 100.

    Claro que es importante, en la Universidad, la publicación científica en revistas de impacto, es fundamental. En cualquier caso, no es lo único importante, amen de qué nivel de impacto, qué valor social real aportan nuestras investigaciones. Tal como tu planteas, ¿nos preocupa y valora qué, cómo, dónde aprenden los estudiantes?, ¿nos preocupa cómo haremos en la universidad para llevar a cabo el proceso de inserción de nuestros estudiantes (y de nuestros profesores) actuales, en una sociedad completamente distinta de la que procedemos, incluso distinta de la actual?.

    ¿Estaremos ante otra ‘burbuja’?.

    Un abrazo Angel, perdón por los comentarios atropellados, pero no hay derecho que se menosprecie, de la forma que se pretende hacer, el trabajo, implicación y valor real aportado por tantos y tantos profesores abnegados, que por múltiples circunstancias, no han publicado o poco, en revistas de impacto.

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    • Amigo Enrique, has expresado muy claramente el sentimiento de gran parte del profesorado que ha puesto la vocación y profesionalidad por encima de hasta su propio progreso.

      Pero también has expuesto una cruda realidad ¿hacía donde nos lleva este modelo?, las publicaciones no dejan de ser un indicador de la I+D+i, y todo el mundo se centra en el indicador, olvidándose del impacto real de la I+D+i

      Creo que tienes razón al pensar en que estamos ante una burbuja más, al final explotará y en el camino se perderán buenos docentes y buenos investigadores.

      Muchas gracias por tu aportación.

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  5. Queridos colegas:
    Pues no sabéis cómo es la cosa en educación no universitaria. Hace mucho que yo me di cuenta de que en esta profesión hay que elegir entre trabajar o hacer currículo. En los más de 20 años que me contemplan ya, he visto invariablemente los mejores currículos en los no diré peores, pero diré quizá «desentendidos» profesores en la práctica diaria de su docencia.
    Llorar no sirve, pero ayuda. Siento no ser tan optimista como vosotros. Yo cada vez tengo menos esperanza en que esto alguna vez pueda cambiar. ¡La idea de los CPR parecía tan buena y su práctica tan decepcionante, por ejemplo!
    Lo que está claro es que los méritos que se valoran en el profesorado están desajustados. Se supone que tales méritos muestran la calidad del profesor. Pero cabe preguntarse si muestran su calidad «como» profesor.
    (Gracias por este blog, Ángel. Nos haces mucho bien. Lo enlazo a una entrada en el mío: http://comunidades.laopiniondemurcia.es/blogs/carmen_ballesta/profesor_de_calidad-5115.html)

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    • Hola de nuevo Carmen,
      Suponía que teníamos la misma situación ya que compartimos vocación, problemas e ilusiones. Como no estaba seguro no quise generalizar.

      Y en todos los sitios hemos visto que hay parte del profesorado que no le importa la docencia ya que es más útil dedicarse a otras; pero la verdad es que no me molesta en exceso (ya que siguen las reglas del juego).

      Lo que de verdad molesta es que al profesorado que se dedica en cuerpo y alma a su alumnado no lo consideren ni sirva para nada.

      Creo que a través de los medios sociales podemos hacer algo (además de quejarnos, claro  )

      Ejemplos como el tuyo, y otros miles más, demuestran que no somos tan poquitos, y siempre que hay masa social se puede hacer algo.

      Salu2 y gracias a ti por regalarnos tu blog.

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  6. Hola Ángel,

    Sí que me ha tocado tu post…
    Hace unos años, me movió mucho otro de tus artículos, que me pilló de bajón, desconfianza, hartazgo y demás emociones plúmbeas causadas por el poco reconocimiento de la innovación que llevaba a cabo yo. Me obligué a hacer de tu post una presentación para animarme un poco (quería aprender a hacer presentaciones zen).

    El caso es que la misma conclusión entonces se impone ahora: a pesar de todas las trabas seguiremos haciéndolo por una cuestión ética, porque creemos que nos va en el cargo, porque sabemos que se lo debemos a nuestros los alumnos.

    Un abrazo, a recoger los trocitos, y a seguir 🙂

    Elena

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  7. Soy una profesora recién llegada a este oficio, así que no creo tener esa experiencia que avala un buen punto de vista, o una buena visión de las cosas. Pero es evidente que la innovación y la calidad educativa no parece interesar nada a los burócratas. También tengo que decir y es una sensación que he tenido desde que visito páginas de innovación educativa que se mueven, en la mayoría de los casos, por parajes despolitizados, como si el golpe brutal que está recibiendo la educación en este país no fuera con ellos. Parece una crítica y quizás lo sea. Creo que no se puede innovar en el paraje ideal de nuestros sueños. A mí me ha dado esta sensación. He tenido que recurrir a filósofos, antropólogos, artistas (me refiero en el ámbito virtual) para ir descubriendo qué pasa en el mundo de hoy. No sé, y es una pregunta que me hago desde que entré en la docencia, si dedicarse «en cuerpo y alma» al alumnado es por pura definición algo positivo. Me pregunto si dedicarse en cuerpo y alma a algo no llevará consigo un descolgarse de otros ámbitos que también necesitan nuestra energía, por ejemplo: reforzar los vínculos entre profesorado, alumnado, padres en torno a la acción social, a la toma de conciencia, al hacer algo contra este desmantelamiento grosero que sufre hoy la educación pública.

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  8. Sin duda, un gran artículo. Muy bien redactado a la par que invita a la reflexión.

    Lo recomendaré. ¡Muchas gracias por compartirlo con nosotros!

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