En los años 80, cuando comencé a dar clases, asistí a un curso sobre métodos pedagógicos de enseñanza. Mi profesora nos dió la clave para hacer una formación eficaz, la receta era muy simple: hablar con cada alumno una hora, determinar sus necesidades formativas, planificarle la estrategia de aprendizaje de forma personalizada (secuencia y recursos) y hacer un seguimiento individual. Este remedio tiene básicamente dos barreras: esfuerzo y tiempo. El esfuerzo para preparar una gran cantidad de recursos formativos (problemas, ejemplos, casos prácticos, apuntes, simulaciones, …); este esfuerzo hay que hacerlo de forma continua puesto que hay asignaturas cuyos contenidos cambian continuamente. El tiempo necesario para planificar las actividades y recursos a cada alumno, así como para realizar un seguimiento de los mismos, es proporcional al número de alumnos. Para asignaturas de más de 50 alumnos sería imposible dedicar ese tiempo individual a cada alumno.
En otras palabras, que para conseguir aplicar la receta hay que ser el “profesor superman”. Una de mis líneas de investigación educativa trata de conseguir aplicar la receta sin necesidad de ser un “profesor superman”. En la nueva asignatura de “software libre” se ha roto uno de los dos problemas: el esfuerzo. La variedad, cantidad y calidad de los recursos accesibles (legalmente) a través de Internet me ha permitido disponer de todos los recursos necesarios: ejemplos, simulaciones, declaraciones, normativas; videos didácticos, entrevistas a personajes relevantes, etc. El esfuerzo ahorrado lo he dedicado a planificar la asignatura, a proponer actividades a los alumnos y hacer un seguimiento individualizado del resultado de las mismas. Una barrera ha caído.
Categorías:Barreras Innovación, Profesorado, Recursos Didácticos
Investigación e Innovación Educativa 
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