Utilizo la popular frase de la serie de dibujos animados «Tom y Jerry» para referirme a las segundas convocatorias; no estoy en contra de ellas; pero me causan bastantes problemas a la hora de evaluar a los alumnos.
- Cuando diseñas un curso orientado bajo el paradigma de aprendizaje y utilizas evaluación continua, es para que los alumnos participen en el proceso de aprendizaje día a día.
- Cuando asumes el rol de asesor, es para supervisar el desarrollo del trabajo de los alumnos a medida que se realiza.
- Cuando los alumnos deciden involucrarse en el proceso de aprendizaje es para participar de forma continua durante todo el curso.
Llega la segunda convocatoria y alumnos que no han dado «señales de vida» aparecen y se presentan. ¿QUÉ HAGO?
- ¿Sigo con mi rol de asesor durante el mes de agosto?
- ¿Re-diseño todas las actividades para que el alumno participe en el proceso de aprendizjae durante el mes de agosto?
- ¿Quiere el alumnado que se presenta a esta segunda convocatoria involucrarse en el proceso de aprendizaje?
Hay alumnos que tienen «cogida la medida» a esto de las asignaturas presenciales tradicionales; no dan ni golpe durante el curso y una semana antes del examen «mpollan»; es un método de organización del trabajo que suele funcionar (sobre todo para los que tienen buena memoria), ya que tienen experiencia en hacerlo, hay asignaturas que se prestan a ello y lo tenemos bastante asumindo (cuando yo era alumno he seguido ese método con algunas asignaturas).
Entiendo que para esta forma de planificar el trabajo, las asignaturas donde se aplica innovación educativa rompen el esquema y por tnto la planificación que algunas alumnos realizan. Todos estos alumnos utilizan la segunda convocatoria para seguir aplicando su esquema de trabajo: estudiar memorizar unos días antes del examen.
En las asignaturas donde hay innovación educativa, pero no cambia la forma de evaluar no hay mucho problema; el alumno se puede presentar a las segundas convocatorias, aunque otra cosa es la probabilidad de éxito en el examen.
En las asignaturas donde se ha elegido un esquema participativo y un método de evaluación continua es otra historia, el alumnado ha tenido que trabajar durante meses, en ocasiones en grupo y asesorados por el profesor; ese esquema no se puede mantener para una segunda convocatoria; por tanto hay dos opciones:
- Preparar un plan B; es decir, un examen tradicional con apuntes para que el alumnoado pueda estudiar.
- Platear los hitos que se han utiliado en la evaluación continua como un laboratorio que hay que hacer de forma obligatoria.
Afortunadamente, desque que aplico innovación educativa, no se había presentado nadie a la segunda convocatoria; es posible que la frase «Quién se presente a la segunda convocatoria tendrá que tener realizadas todas las actividades evaluables más un trabajo adicional» tenga algo que ver
Pero este curso tengo alumnos que ya han avisado que se presentarán a la segunda convocatoria, ya les contaré como acaba todo esto.
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Investigación e Innovación Educativa 
No es por fastidiar pero de momento va a acabar obligándote a preparar el plan A y el plan B… o sea más trabajo para verano.
Es un problema interesante el que planteas, porque estas cosas se suelen obviar y son problemas reales que va a pasar todo el que cambie ciertas cosas.
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Eso me temo, ahora estamos con los «problemas» derivados de aplicar la innovación educativa. Pero también es verdad que hay que resolverlos.
Salu2
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Ésta ha sido mi experiencia al respecto, por si fuera útil conocerla y aplicarla.
Impartí una asignatura el otoño pasado dentro de un máster oficial, y decidí plantear la evaluación del modo siguiente:
-50 % de un examen virtual (entregado vía LMS, el CVirtual de la UA), y que debía entregarse escaneado, pero escrito manuscritamente, en un plazo determinado de 60 horas desde que se colgó el examen. (Los alumnos, como era previsto, lo trabajaron formando grupos desde cibercafés, etc; con lo cual, como también era previsto, algunos errores, y sus correspondientes notas, fueron comunes a muchos de ellos. Muy pocos lo hicieron de forma individual, y se notó bastante, aunque algunos sacaron una puntuación excelente.)
– 20 % de evaluación continua en laboratorio (ejercicios vía Matlab sobre aspectos de la asignatura). (También se trabajaron en grupillos.)
– 30 % de preparación y exposición de aspectos «especiales» de la asignatura, previo asesoramiento del profesor. La exposición de todos los trabajos, aprox, 10, de una duración aprox, de 15 min + 5 min de debate, se efectuó en el horario oficial del examen escrito. Fue todo un éxito de participación, y un gran ejercicio final de retroalimentación a nivel grupal de toda la asignatura.
Al final, aprobarón más del 90 % de los matriculados.
Pues bien, a pesar de esto, algunos alumnos suspendieron la asignatura, porque no asistieron a prácticas, no entregaron el examen virtual, etc. En cualquier caso, cualquier de las tres secciones de evaluación que tuviera nota se guardó para la segunda convocatoria o recuperación. Pues bien, ahora a principios de julio teníamos la recuperación, pero nadie se presentó a realizar su exposición, ni recogió previamente el examen virtual que volví a colgar en la plataforma (aunque ligeramente diferente), ni preguntó por el tema a exponer, aunque hubo gente interesada sobre la recuperación.
Mantendremos las notas parciales conseguidas para próximas convocatorias, porque creo que con este sistema de evaluación continua, y entro de nuevo en el dabate que abre Ángel, haré más flexible que los alumnos «repetidores» consigan las otras notas parciales que no tienen, sobre la del examen «virtual» y la exposición en grupo de un trabajo asociado a la asignatura, y siempre elegido por el profesor.
No creo pues que con este sistema de evaluación deba pensar en planes Bs, Cs, O sí, o se me escapa algo?
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No es mala idea dejar partes diferenciadas que se pueden guardar; de esta forma el alumno puede decidir cuanto tiempo quiere dedicar.
Muchas Gracias Francisco Miguel
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