LA TIRANÍA DEL LIBRO DE TEXTO.

Fuente flickrccCada vez que abordo el tema 2.0 se me parece más al paradigma de «bazares frente a catedrales»; de hecho creo que es un símil que explica bastante bien todo el mundo 2.0

Un clásico entre el profesorado universitario es escribir unos auntes que puedan servir de guía para los alumnos, si además esos apuntes se editan en formato libro, mejor para el profesorado y si además los publica una editorial de prestigio, pues mucho mejor, ya que el profesor además de crear un recurso útil para los alumnos ha podido añadir a su currículo un libro.

Escribir un libro de texto para los alumnos es equivalente a contruir una Catedral; cuando escribí los apuntes sobre «Sistemas de información» le dediqué más de un año, cada curso los mejoraba un poquito para que no quedaran obsoletos. Lo mismo me ha pasado con el libro «introducción a la gestión del conocimiento», cada seis meses hay que modificar  o incorporar algo, bien por el progreso de la propia gestión del conocimiento o bien porque tengo algo nuevo que contar. Cuando se construye una Catedral hay que mantenerla de forma continua.

¿Dónde está el problema?, pues en la impartición de formación bajo el paradigma basado en el aprendizaje. Esta metodología se basa en personaizar la formación y para ello se deben disponer de múltiples y variados recursos de aprendizaje; si sólo dispongo de un único recurso (el libro de texto) no puedo personalizar la formación, ya que todos los alumnos (aunque tengan distintas necesidades formativas) se tienen que adaptar al recurso (el libro), cuando lo que se tendría que adaptar son los recursos al alumno.

Internet, el software libre y los contenidos en abierto nos permiten acceder a numerosos recursos de calidad, así nuestro rol se debe transformar en seleccionar y organizar los recursos que son útiles para nuestras asignaturas; básicamente tendríamos que navegar por internet (el gran bazar) para seleccionar los recursos que consideremos útiles. Esto no significa que abandonemos la creación de contenidos propios, pero en lugar de centrar todo nuestro esfuerzo en constuir una Catedral, debemos construir un bazar de recursos de aprendizaje para nuestra asignatura (con recursos propios y ajenos); esto sería los recursos 2.0, o dicho de otra forma los bazares frente a las catedrales.

Si dispongo distintos recursos de aprendizaje (ejemplos, animaciones, textos, presentaciones, casos prácticos, ..) podré seleccionar los que mejor se adapten a cada situación de aprendizaje; ahora si que podré asignar distintos recursos para distintos tipos de aprendizaje.

La mayoría del profesorado tenemos identificados múltiples recursos que nos sirven  para nuestras asignaturas; pero el problema es que seguimos impartiendo una formación basada en el paradigma de la docencia; es decir, hacemos que nuestros alumnos se adapten al guión que establece el profesor, y para este modelo lo mejor continua siendo un libro de texto.

Libro de texto y paradigma docente conviven en una simbiosis perfecta, uno ayuda al otro; cada vez se hace una Catedral mayor.

Los recursos 2.0 y el paradigma basado en el aprendizaje se necestian uno al otro, no podemos implantar recursos 2.0 con paradigmas docentes, ni paradigmas de aprendizaje con libros de textos.



Categorías:Barreras Innovación, Recursos Didácticos, Web 2.0.

6 respuestas

  1. Estoy muy de acuerdo contigo y me viene a la cabeza una reflexiones en ese sentido que escribí en mi blog y que aquí pongo la url porque el comentario es un poco largo.
    http://domingomendez.blogspot.com/2007/07/de-libros-de-texto-y-tic.html

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  2. Hola Domingo, tienes razón los post van en la misma línea; yo lo he centrado más en la universidad donde el profesor «suele estar tentado» a escribir «su libro de texto» (yo lo he hecho) y creo que los esfuerzos no deben ir por esa línea.

    El problema, como tu comentas, es un contextos donde es «obligatorio» seguir el libro de texto, eso hay que romperlo.

    Un abrazo.

    Angel

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  3. ¡Hola! Esta misma discursión la tuve yo con mi profesora en el curso de Teleformador, no hace mucho, y he de reconocer que la hice desde el otro lado de la barrera en dos sentidos:

    – Como alumno, acabo de terminar el curso de teleformador, en el que me apunte porque estoy encantado con las posibilidades de enriquecimiento que ofrece la formación cuando se hace uso de las tecnologías, no soy del «nucleo duro», simplemente he disfrutado mucho de ciertos cursos (PRESENCIALES) en los que afortunadamente (y gracias a la providencia, porque no lo puede planear uno cuando se matricula) he coincidido con un «profesor 2.0» y un grupo de compañeros, compañeros, de esos que enriquecen, de los que se salen del temario y lo siguen más allá de lo que parecía posible por el tiempo que se le podía dedicar, de los que te enganchan a echar más horas de las que te imaginabas para ahondar en los temas, de los que se pasaban las tardes más que estudiando lo que se había dado durante la mañana, investigando como sigue, todos los días teníamos a alguien que retomaba el tema del día anterior y estaba impaciente por enseñar lo que había descubierto, y me sentí orgulloso de ser uno de ellos, de verdad, y todos nos arrastramos mutuamente, hasta el punto de que el profesor nos tuvo que decir que nunca había aprendido tanto en un curso, ni como docente ni como alumno, y ¿gracias a qué? a él, el primero que nos invitaba a participar, a expresarnos en nuestro propio lenguaje, recuerdo incluso a un compañero que traía resúmenes hechos de manera que todo se decía con frases de doble sentido, el correcto y el obsceno (y creo que las recuerdo todas!), un autentico innovador.

    – Y yo defiendo el libro. No lo puedo evitar, he aprendido mucho de los libros, más que de muchas clases, elijo el libro que me gusta, no puedo decir lo mismo de los profesores. Voy a la biblioteca, cojo diez volúmenes de distintos autores y los ojeo primero, luego me centro en los temas de estudio, los temarios, es un poco 2.0 si pienso en que en muchas ocasiones elijo partes del temario de un autor y partes del temario de otro, PERO, me gusta una referencia básica, una guía que me diga «si te llevas esto del curso, has aprendido lo que debes saber», entendedme, no lo considero el «todo», sino lo «fundamental», luego se puede enriquecer, por supuesto, ahondar en los temas que más interesen, etc. pero (además de ser imprimible o estar ya impreso. y ser más portátil que mi «portatil», tenerlo en la mesita para cuando decido leer, llevarlo en el autobús, ojearlo en el rato del desayuno, mientras te tomas el café…)

    Resumiendo, que me explayo mucho, yo estoy a favor del libro por lo que me aporta como estudiante, porque a mi no me supone una limitación, sino una base, y entiendo que a la persona que lo tiene que hacer le supone un esfuerzo indecible, y en ciertos casos este esfuerzo limite el tiempo y los recursos para otros objetivos más importantes, pero no termina de gustarme que ciertas personas vean al libro como el enemigo a vencer, creo que el problema son las limitaciones o las restricciones de muchos que creen que la palabra del libro es dogma y que no existe nada fuera de él, y que todo lo que el libro dice debe ser ley.

    Si habéis llegado hasta el final, gracias por vuestra paciencia, ah! y felicitacones por el blog, de lo mejor que he encontrado.

    Atte.

    Alex A.K.

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  4. Alex, creo que tu comentario es muy clarificador de lo que es un buen ambiente formativo, que como dices es 2.0 y además el profesor ejerció de guia y asesor.

    Frente a ese ambiente, está el que trata de seguir un guión establecido y en una sola dirección (sin contar con los alumnos ni con la cooperación) y ese guion es un libro. Ante esta situación muchos alumnosprefieren no ir a clase y leer el libro o los apuntes.

    Pero el proceso de formación debería ser como lo describes.

    Se puede y debe cumplir un guión, pero si ese guión un alumno lo puede hacer sin ir a clase y solo siguiendo un libro, malo (para el profesor, los alumnos y el proceso de formación).

    Gracias Alex.

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  1. Comentario de Domingo Méndez en LA TIRANÍA DEL LIBRO DE TEXTO. | Pilka
  2. Comentario de Angel Fidalgo en LA TIRANÍA DEL LIBRO DE TEXTO. | Pilka

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