El profesorado que hace innovación educativa ha vencido la terrible losa de las leyes educativas, donde el esfuerzo en hacer innovación no tiene prácticamente repercusión en la mejora profesional.
Al profesorado que hace innovación educativa no le ha importado la pérdida de tiempo libre y dinero propio invertidos en el desarrollo de la experiencia.
La inmensa mayoría de las experiencias educativas tienen resultados positivos sobre el aprendizaje.
Prácticamente todas las universidades y la mayoría de los centros educativos tienen programas para potenciar que su profesorado haga innovación educativa.
El número de profesores y profesoras que comienzan a aplicar innovaciones en sus asignaturas está creciendo exponencialmente.
No hay prácticamente una semana en la que no haya un curso, seminario o congreso sobre innovación educativa en algún centro educativo. Ni un solo día en que no se cree información divulgativa en las redes sociales.
Las revistas científicas han pasado de considerar las experiencias de innovación educativa como simples entretenimientos a trabajos científicos publicables.
Si todo esto es cierto ¿por qué no se ha transformado la educación?
Desde luego no es por falta de profesorado que haga innovación, no es por falta de apoyo local y tampoco lo es por las equivocadas leyes que no reconocen la innovación educativa. Tampoco lo es por el gran esfuerzo que invierte el profesorado, ni por que haya malos resultados ni, desde luego, por los escasos recursos de apoyo que recibe el profesorado que innova. Hay que reconocer que todo lo citado son verdaderos frenos a la transformación de la educación y que deberían cambiar sobre todo las leyes y la escasez de recursos de apoyo. Sin embargo con lo que se ha conseguido hasta la fecha, se tendría que haber conseguido una pequeña transformación.
La razón para que no haya transformación es la prácticamente nula utilización de las experiencias realizadas por otro profesorado (la transferibilidad).
Las experiencias de innovación educativa se comparten, sí, pero mal. No basta con publicar en internet los resultados. Debemos ser capaces de compartir unos indicadores comunes que nos permitan valorar, clasificar y organizar las experiencias de innovación educativa. También debemos ser capaces de estructurar la descripción de las experiencias de tal forma que destaquen los aspectos comunes que nos unen a todo el profesorado (normalmente se suelen destacar los pormenores de la asignatura particular donde se aplica la innovación).
Cuando consigamos estructurar, clasificar y organizar las experiencias de innovación educativa con una visión compartida globalmente, entonces conseguiremos un mayor impacto en la transformación de la educación.
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Investigación e Innovación Educativa 
Creo que no hay una sola razón. Hay que ver las cosas país por país. En el Perú por ejemplo, tenemos más de cien universidades ¡más que Inglaterra! y aquí la verdadera preocupación de la mayoría de dichos centros dizque de estudios es ¡TENER LA MAYOR CANTIDAD DE ESTUDIANTES POSIBLES! y para eso abren centros en cualquier centro y realizar todas las acciones administrativas para que los alumnos sigan años y años en la dizque universidad
Si su objetivo es lucrar, ¿para que les interesa la innovación educativa?
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Gracias, Ángel. No dejo de recomendar tu blog a colegas y alumnos. Es verdad que la innovación encuentra un problema para su difusión en la transferibilidad de las experiencias innovadoras, aunque, los profesores que nos resistimos a abandonar el romanticismo, consideramos que la relación educativa es única, es arte efímero. Y la magia está encerrada en la comunicación que se produce y su eficacia es la conexión, que nunca está garantizada porque solo trabajamos desde uno de los extremos.
También es muy cierto lo que afirma Bernardo. Rentabilizar el esfuerzo educativo es el criterio economicista que desdibuja los auténticos intereses educativos. No se trata de afianzar la carrera académica de los profesores que innovan con nuevos méritos. Tampoco de encontrar eslóganes que vendan un determinado producto educativo institucional. Cuando las estrategias de marketing de dedican a manosear los nuevos términos que están llenos de posibilidades educativas revolucionarías, se vacían de significado y se queman.
Algo de esto le está ocurriendo a la innovación.
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Reblogueó esto en INCITANDO A CRECER.
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También pienso que hay más motivos. No puedo decir que haya sido muy innovador, pero siempre he intentado estar muy al día en la utilización de recursos informáticos en mis aulas.
Uno de los grandes males que hay en la Comunidad de Madrid es la elevada rotación del profesorado en los centros educativos, sobre todo en los bilingües.
Soy funcionario de carrera, pero sin destino definitivo, situación en la que imagino que estaré hasta jubilarme debido a lo despacio que va la lista. Solo una vez he conseguido repetir centro y, de ese modo, ir participando en un proyecto de incorporación de alumnos y profesores a aulas virtuales, mejorando instalaciones del centro, etc… Pero vino la LOMCE y dio con mis huesos fuera de aquel centro, y otra vez a dar vueltas.
El problema de dar vueltas es que los profesores definitivos en el centro ya saben que no les va a llegar una profesor sin experiencia, sino uno que puede llevar 10 ó 15 cursos dando clases. Y se ponen muy a la defensiva… Por ejemplo, el último curso llegué a un centro donde se utilizaba libro de texto; algo que hace años que tengo totalmente abolido en mis clases. Llegué con mis aulas virtuales, recursos educativos on-line, etc (soy profesor de tecnología), y tuve que soportar presiones de todo tipo para que no utilizara los recursos que he ido preparando, con muchísimo esfuerzo incluso en mi tiempo libre, durante varios años. Incluso el director, a solas y a puerta cerrada, intentó prohibirme que los utilizara, avisándome de que si mandaba un solo ejercicio para casa con el que tuvieran que utilizar internet, me denunciaría a inspección.
De verdad… ¿merece la pena? Bah!
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Hola «Anónimo por motivos obvios»
Efectivamente, es una de las barreras tradicionales identificadas. Lo que ocurre es que, afortunadamente, son cada vez menos los centros que ponen trabas. Lo lógico es que o dejen hacer o bien lo promuevan.
Por lo que dices, está claro, que aún quedan algunos.
De todas formas ánimo, eres docente y eso se lleva en la sangre. Esperemos que el siguiente centro sea más receptivo.
Un saludo y gracias por participar en el blog.
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Reblogueó esto en Tecnólogo.
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Supongo que en gran medida es debido a la falta de investigación seria en nuestro país. A la falta de una verdadera promoción de una educación de calidad por parte de la SEP, por la falta de inversión en los docentes, por la falta de cambios estratégicos en la forma de enseñar, por no promover un cambio de mentalidad/acción en la sociedad en general. En este último punto cabe la responsabilidad de los padres y los alumnos como actores activos y no pasivos que son responsables copartícipes de la educación. En los últimos 30 años nuestra sociedad, al igual que muchas en el mundo, ha puesto la responsabilidad total de la educación en los docentes y en un sistema educativo poco ágil. Esto nos ha llevado a un desbalance, donde se cree que no es necesaria la participación de dos terceras partes de una ecuación. Esta ”realidad» no es sustentable. Esta es mi opinión sobre porqué no vemos cambios en la educación.
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